El último estudio del Pew Reasearch Center destaca a España como país que utiliza las redes sociales como fuente informativa en más de un 50% según una muestra desarrollada desde 2013 a 2017. Las instituciones deportivas son también conscientes de ello y ahora buscan cómo hacer querer ser fan premium. Para ello trabajan a diario y, también, dan lugar a una desintermediación mediática cada vez mayor. Un ejemplo, o el modelo a seguir, podría ser el caso del Fútbol Club Barcelona. El equipo catalán tiene más de 1.188 millones de interacciones entre Instagram, Facebook y Twitter. Le siguen Real Madrid, Manchester United, Juventus y Liverpool, en este orden. Ninguno de ellos alcanza todavía las cuatro cifras.
El pasado mes de septiembre se produjo la noticia: el Fútbol Club Barcelona se convertía en el primer equipo deportivo, no solo de fútbol, en implantar un nuevo servicio “Fan Subscription”. El club blaugrana y Facebook lanzaban al mercado un “innovador producto que ofrece a sus usuarios acceso a contenidos y experiencias exclusivas”, según la propia entidad culé.
Parecía una buena noticia, así que me sumergí en el nuevo supuesto universo que se abría con este servicio. Me unía al Barça, como cita el botón al que debes pulsar para comenzar tu suscripción mensual. Fui fan premium durante un mes. Como si tuviese que demostrar a alguien, o a mí mismo, que la pasión o el seguimiento a un club también puede medirse. Ya no eres igual de fanático si viajas con el club a todos los encuentros, o si nunca te pierdes un partido por televisión. Tampoco si coleccionas material oficial con cada renovación de productos. Ahora también pagas para conseguir la insignia de aficionado oficial. Toda una vida engañados.
La web del FC Barcelona explica lo que comprobaríamos a continuación. La idea de ser fan premium consiste en ofrecer acceso a nuevos contenidos y experiencias. Sin salir del territorio de lo conocido, promocionan una interactividad tan superficial como a la que estamos acostumbrados. Estas pueden resumirse en, por ahora, la inserción en un Grupo de Facebook formado únicamente por aficionados, de todo el mundo. Lo que viene a ser una reducción del Espai Barça para ver cómo otros aman más que tú al club. La participación queda en publicaciones de dudoso interés: bebés blaugranas, preguntas sin respuesta, fanatismo ciudadano disfrazado de periodismo sin soporte y, cómo no, siempre queda espacio para el #ValverdeOut.
El privilegio participativo es una cuestión a tener en cuenta para las nuevas generaciones
Con la “Fan Subscription” los usuarios cuentan con algunas ventajas como watch parties o streamings en directo los días de partido presentados por los hosts de la entidad en las redes sociales. No era suficiente el material y la oferta que pudieras conseguir a través de las ya implementadas Dogout, Viber, Youtube, Instagram o la propia Fanpage de Facebook. También tendrás derecho a “descuentos en productos de merchandising y contenidos de vídeo a la carta exclusivos”, o repetidos, en ocasiones no queda muy claro el tipo de contenido del que puedes disfrutar de esa forma aventajada.
Otra característica añadida, y sin duda la preferida para un servidor por su simbolismo, es el distintivo con el escudo oficial del Barça que aparece al lado de su nombre de usuario en la publicaciones de Facebook con las que participes.
La actual era del fandom pasa por las redes sociales, esto es algo obvio. Pero las implicaciones y sentimientos que envuelven a este fenómeno continúan siendo las mismas. El fanático destaca por su interés en el producto, por la insistencia en crear un vínculo cada vez más estrecho. Pero quizá no necesite ser fan premium para ser fan. El privilegio participativo es una cuestión a tener en cuenta para las nuevas generaciones que siempre querrán más, eliminando las barreras que han supuesto hasta la actualidad los medios de comunicación, los clubes o incluso los propios deportistas. El usuario, y fan, quiere saberlo todo, de primera mano pero no cueste lo que cueste ni por el simple exceso.